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La casa de Pita Amor

En las siguientes líneas se efectuará un análisis de los versos de Guadalupe (Pita) Amor en el poema “Yo soy mi propia casa” (Amor, 2019). Para tal efecto, además de la lectura de la obra, se recurrirá tanto a la estrategia para comprender la poesía de Luis de Góngora (Camacho, 2013), como la guía de estudios de análisis de textos (Romero, Aguilera, Andueza, Penella, 2022), a fin de exponer los aspectos conceptuales, métricos y retóricos del texto lirico en cuestión.


De manera introductoria es de indicar que Pita Amor nació el 30 de mayo de 1918 en la Ciudad de México. Hija menor de la acomodada familia Amor Schmidtlein, recibió instrucción básica en el colegio francés, sin embargo, no realizó estudios formales, por lo que su influencia en la lírica del siglo de oro español y en los versos de Machado, Alberti y Salinas fue autodidacta, razón por la cual su producción literaria fue cuestionada bajo el argumento que ella no escribió sus obras, lo cual nunca fue acreditado. Sin demérito de lo anterior, compartió ideas con grandes personajes de la época, “escritores, actores, fotógrafos, artistas e intelectuales como Gabriela Mistral, Salvador Dalí, María Felix, Frida Kahlo, Juan Rulfo, Pablo Picasso, Alfonso Reyes y muchos otros, todos los que conformaban la escena en la primera mitad del Siglo XX” (Arjona, 2022).


La obra en estudio fue publicada en 1946 con un corto tiraje por la editorial Alcancía, de los historiadores Edmundo O’Gorman y Justino Fernández, con el cual da inició a una peculiar carrera artística, destacada -más allá de los escándalos y la farándula-, por una poesía que en su tiempo sorprendió por atreverse a retomar las formas clásicas, cuando la mayoría se inclinaba por las nuevas tendencias artísticas.

Ahora bien, para efectos prácticos, el estudio constará de dos partes: en la primera siguiendo a Camacho (2013) se expondrán las pautas para solventar los problemas que deparan los textos liricos y, en la segunda, se efectuará un análisis métrico y retorico de la obra.


Ahora bien, los problemas de tipo léxico y sintáctico se solventan con el reconocimiento de las palabras escritas y la construcción de proposiciones con las mismas. Así pues, respecto del primer punto, tenemos que de la lectura de la obra no se deducen dificultades en la comprensión de los vocablos. Por lo que respecta a la “voz poética” (Camacho, 2013, p. 6), esta se tribuye a la autora misma, como primera persona del verbo, con un carácter omnisciente y autodiegético ya que siguiendo a Romero (2022), habla del entorno con un conocimiento tan pleno que forma parte de sí. Finalmente destaca que el poema en estudio no requiere de una reorganización sintáctica de las proposiciones, ya que es comprensible de la simple lectura, con algunas salvedades.


Con relación al rubro del discurso interconectado a que alude Camacho (2013), se evidencia como hilo secundario una descripción de la casa y la reflexión que se tiene en ella sobre la vida que ha llevado la voz poética; por su parte, el hilo principal es una elaborada -aunque clara-, prosopopeya en la que se reprocha a la casa, la insatisfecha y deprimente vida propia con un añadido énfasis de resignación y una ultimada declaración de rechazo al estoicismo.


De manera similar, en lo atinente a los niveles de significado se destaca que, en la obra de mérito, la coherencia lineal detalla una alusión-comparación de la vida en la casa como nicho de agobio, con la vida de la autora con pesares y tristezas. El significado global del poema, es una especie de exclamación a lo escrupuloso de su vida frente a su pretensión libertaria, a manera de declaración retórica de rechazo a una existencia recatada y sin pasiones.


Lo anterior -siguiendo a Arjona (2022)-, considerando que Pita fue la menor de siete hijos, educada en una escuela religiosa y en el seno de una familia de abolengo en ruina que le mostró las mieles de la fama por su proximidad con los círculos aristocráticos de la nación, lo cual contrasta con el objetivo de Pita de ser el centro de atención, lo cual fue rebasado en su intención como se evidenció en la glamurosa escena artística de los cincuenta.


En lo atinente a la estructura textual, tenemos que el poema presenta una ordenación expositiva ya que describe la situación de agobio general para contrastarla con una negación a la resignación. En su parte introductoria vemos una prosopopeya con anáfora que expone la circunstancia de hastío por el encierro: “Casa redonda tenía / de redonda soledad: / el aire que la invadía / era redonda armonía / de irrespirable ansiedad.” (Amor, 2019).


El desarrollo ofrece un contraste entre la situación de hastío y resignación frente al anhelo de rebeldía, a través de la copla de arte menor que reza “Totalidad que debiera / yo, en mí misma, realizar, / a fuerza de eliminar / tanta pasión lastimera; / de modo que se extinguiera / mi creciente vanidad / y de este modo pudiera / dar a mi alma saciedad.” (Amor, 2019). La parte conclusiva se observa en la sextilla que sugiere su liberación con la liberación de su alma a través de la siguiente concatenación: “Todo mi sér en pos / de un final que no realiza; / mas ya mi alma se desliza / y a los dos ya los libera, / presintiéndoles ribera / de total penetración” (Amor, 2019).


Precisado lo anterior, se continúa con la segunda parte del estudio, correspondiente a los aspectos métricos y retóricos del poema de Amor. Para tal efecto se transcribirán los versos de “Yo soy mi propia casa” (Amor, 2019) asentando el comentario sobre el ritmo, la forma estrófica y las figuras retoricas advertidas.


De manera preliminar se indica que estamos en presencia de una construcción poli estrófica compuesta de once estrofas en seis cantos, la cuales tienen formas diversas como sonetos, sextillas y coplas propias de la lírica del siglo de oro español, por lo que, en concordancia, la mayoría de los versos son isométricos en sus tres formas posibles, tal como se detallará en las líneas siguientes:

Casa redonda tea (A) de redonda soledad: (B) el aire que la invaa (A) era redonda armonía (B) de irrespirable ansiedad. (A)


La primera estrofa es una quitilla de versos octosílabos paroxítonos –con excepción al quinto proparoxítono-, con ritmo dactílico en dos atonas por cada tónica; y cuenta con una rima consonante en disposición alterna (ABABA), con pausas versales. En la parte retórica, se trata en general de una prosopopeya que vincula la pesadez del ambiente de la casa con la suya, empleando a “redonda” como aposis en los versos 1,2 y 4.


Las mañanas eran noches, las noches desvanecidas, las penas muy bien logradas, las dichas muy mal vividas.


La segunda estrofa es una redondilla de versos paroxítonos, con ritmo trocaico; cuenta con una rima consonante en disposición continua (ABBB) y pausas versales. En lo retórico, tenemos una paradoja con diseminación en “noches” para expresar contradicción de la expresión con el sentimiento.


Y de ese ambiente redondo, redondo por negativo, mi corazón sal herido y mi conciencia turbada. Un recuerdo mantenido: redonda, redonda nada.


La tercera estrofa consta de un pareado y una redondilla esta última de versos octosílabos paroxítonos, con ritmo dactílico, rima consonante en disposición alterna (ABAB) y pausas versales. En la parte retórica, se trata de un símbolo que alude al ambiente negativo y su estado de aprensión, empleando a “redondo” como diseminación.

Escaleras sin peldaños mis penas son para mí, cadenas de desengaños, tributos que al mundo dí.


La cuarta estrofa consta de una redondilla de versos paroxítonos, polirrítmicos; con rima consonante en disposición alterna (ABAB) y pausas versales. En lo retórico, se trata de un símbolo que alude a lo inaccesible.


Tienen diferente forma y diferente matiz, pero unidas por los años, mis penas, o mis engaños, como sucesión de daños, son escaleras en .


La quinta estrofa consta de un pareado y una redondilla de versos paroxítonos, polirrítmicos; rima consonante en disposición alterna (ABAB) y pausas versales, salvo el cuarto. En lo retórico, se trata de un hipérbaton simbólico que reitera lo inaccesible de sus sentimientos.

De mi esrica idea de las cosas, parten mis inquietudes y mis males, pues geotricamente, pienso iguales lo grande y lo pequeño, porque siendo, son de igual importancia; que existiendo, sus tamaños no tienen proporciones, pues no se miden por sus dimensiones y sólo cuentan, porque son totales, aunque esféricamente desiguales.


La sexta estrofa es una octava real de versos paroxítonos, polirrítmicos; rima consonante en disposición pareada (ABBCCDDBB) y pausas versales. En lo retórico, se trata de una alusión metafórica de la ansiedad que causa el sobre pensar las cosas contratantes de la mente.

Totalidad que debiera yo, en mí misma, realizar, a fuerza de eliminar tanta pasión lastimera; de modo que se extinguiera mi creciente vanidad y de este modo pudiera dar a mi alma saciedad.


La séptima estrofa es una copla de arte menor de versos paroxítonos polirrítmicos, salvo en el 3º y 6º; tiene rima consonante en disposición alterna (ABBAACAC) y pausas versales. En lo retórico, se trata de una metonimia como una especie de auto recriminación por esos sentimiento libertarios que la agobian frente al tedio y ansiedad.


Todo mi sér en pos de un final que no realiza; mas ya mi alma se desliza y a los dos ya los libera, presintiéndoles ribera de total penetración.


La octava estrofa es un sexteto de versos polirrítmicos multi silábicos, con rima consonante en disposición pareada (ABBCCD) y pausas versales. En lo retórico, se trata de una paradoja que predice su liberación por la naciente idea.

De mi barroco cerebro, el alma destila intacta; en cambio mi cuerpo pacta venganzas contra los dos.


La novena estrofa es una redondilla de versos paroxítonos, polirrítmicos; con rima asonante en disposición abrazada (ABBc) y pausas versales. En lo retórico, se trata de una paradoja que sugiere que su mente es pulcra pero su cuerpo la arroja a la liberación.

Yo soy cóncava y convexa; dos medios mundos a un tiempo: el turbio que muestro afuera, y el mío que llevo dentro. Son mis dos curvas-mitades tan auténticas en , que a honduras y liviandades toda mi esencia les dí.


La décima estrofa es una copla de arte menor de versos paroxítonos, polirrítmicos; rima asonante y pausas versales. En lo retórico, se trata de una alusión metafórica de su doble personalidad, la derivada del recato familiar y la ligera por intención…


Y en forma tal convi con negro y blanco extremosos, que a un mismo tiempo apren infierno y cielo tortuosos.


La undécima estrofa es una redondilla de versos oxítonos -1 y 3- y paroxítonos -2 y 4-, polirrítmicos; con rima consonante en disposición alterna (ABAB) y pausas versales. En lo retórico, se trata de una sineqdoque que alude a lo blanco y negro como lo bueno y malo que mora en la voz.


De manera conclusiva se precisa que el análisis se efectuó aplicando las pautas para superar los problemas de compresión lírica de Camacho (2013), lo cual permitió evidenciar el significado del poema, su belleza estética y su trasfondo en el contexto de la glamurosa vida de la undécima musa.


El modesto análisis tiene implicaciones solo de carácter descriptivo, tanto en lo conceptual como en lo métrico, abordando algunos aspectos periféricos de la sencilla pero bella construcción lirica de Amor, la cual, se constituye como una prosopopeya alegórica que pretende exclamar el sentimiento de ansiedad y contradicción que vive por una vida de educación e imposición subyugante, frente a su inherente instinto de rebeldía y emancipación.


Lo anterior, ya que como se indicó al principio fue la hija consentida y cuidada por una familia acomodada que cayó en desgracia económica, generando con ellos dos cuestiones: la primera que, al considerarse parte de las elites sociales de la época, sintió la necesidad de mantener su status, al punto de que a sus 17 años se escapó con José Madrazo, un criador de toros de Aguascalientes (Cruz, 2018); y la segunda que por su formidable belleza se creó la no falsa idea de que tal era suficiente para acceder a los más altos círculos sociales, lo cual efectivamente ocurrió como señala Camacho (2018) al indicar que Pita entonces se creyó con derecho a todo, ya que nadie podía rechazarla.


Así pues, la frustración por la falta de recursos y una moral católica frente a las luces y el glamur de una vida de fama y excesos, produjeron una vibración interna que al explotar dio origen a esta maravillosa exclamación.


Finalmente, como reflexión personal, el presente estudio profundizó mi duda sobre qué le da grandeza a una obra, porque Pita no recibió educación formal en letras y en su familia no hay literatos anteriores a ella; una parte de su vida vivió en encierro como sor Juana, pero otra en el exceso y el espectáculo como Lorca; no era una persona considerada en estricto sentido intelectual, y sus primeras obras fueron después de los veintiséis años así que tampoco era un prodigio; y para ese punto ya había conocido a los grandes de la escena artística y era parte de la farándula y el escándalo... es decir Guadalupe Amor no entra en el arquetipo de las grandes plumas femeninas de la época como Mistral, Dueñas, Garro, Dávila, Campobello o Tellado; sin embargo esto no es óbice para adjudicarle construcciones liricas de corte neoclásico-romántico frente a las avasallantes olas modernistas y vanguardistas.


Así pues, quizás es la muestra de que lo más relevante no es la estirpe ni la dedicación académica, sino el círculo cercano y la influencia periférica; que vale más la experiencia vital de perseguir el sueño y vivir la jarana, que recatarse y ser mesurado. O quizás su grandeza es única y escasa en su tipo, cómo es posible que también que Pita Amor sea solo otro seudónimo de la obra del regiomontano universal.


En cualquiera de los casos, surgen más preguntas que respuestas en la magnífica obra de esta enigmática y emblemática femme fatale.


REFERENCIAS


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