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La vida y sus infinitas ramificaciones en "El jardín de senderos que se bifurcan" de Borges

En El Jardín de Senderos que se bifurcan se trata el tema del infinito desde la perspectiva filosófica de (J.W. Dunne) y su libro Un experimento con el tiempo, libro que Borges leía asiduamente. Esto es fácilmente comprobable, pues el libro de Dunne aparece en la biblioteca personal de Borges realizada en 1986, meses antes de su muerte y es una recopilación de los 100 libros preferidos del autor.


En este libro se plantea la idea de una infinita ramificación de realidades pasando al mismo tiempo pero no en una línea temporal que podamos distinguir porque el ser humano solo puede percibir el tiempo como un fenómeno lineal, hacia delante, y no como algo simultaneo y plano, algo que sucede ahora, mañana, hace 27 años, dentro de 12, etc. Todas las posibilidades de las que un ser humano tiene la oportunidad de elegir, pasan al mismo tiempo en éste cuento y es por eso que el infinito se trata de manera tan espectacular.


Dunne nos propone una realidad cognitiva en la que todo el tiempo está siendo manifestado en un eterno presente. El hombre no lo puede experimentar de ésta manera porque para él, el pasado ya no está en sus manos, el presente es un constante cúmulo de tiempos que se desvanecen para siempre y el futuro es al algo incierto, algo que no podemos experimentar aún.


Ahora bien, Dunne nos dice que el hombre puede acceder a este fenómeno temporal por medio de los sueños, pues es ahí donde nuestro concepto de tiempo/espacio crea sus propias leyes y nunca cuestionamos lo que estamos experimentando en ellos. Es como la analogía de un libro cerrado (circunstancia que también se plantea en el cuento): Un libro cerrado encierra la totalidad de su contenido y mientras se mantenga así, todas las cosas que se narran están sucediendo al mismo tiempo.


Al comenzar a leerlo en cualquier página, ya se pierde esa percepción porque ahora solo somos capaces de ver el presente y, automáticamente, hemos decidido abandonar todas las demás posibilidades de lectura para ése momento. Pudimos haber abierto la página 45, o la 72, 157,etc. Es cuando volvemos a cerrar el libro que volvemos a pensar en una totalidad, pues cuando pensamos en una historia que ya nos sabemos de memoria, no pensamos en tal o cuál página, sino en un todo, en el conjunto que se entrelaza para crear la obra. Es como el Dios de Tomás de Aquino que está contemplando todas las cosas pasadas, presentes y futuras en un eterno presente.


Así pues, Borges nos ilumina con su imaginación y nos da herramientas para poder imaginar diferentes realidades que no podemos ver, pero que existen, pues el hecho de no ver algo no quiere decir que no exista. La vida de los hombres es como una novela de “Elige tu propia aventura” puesto que es la vida misma la autora del libro y nosotros simbolizamos la voluntad de ésa realidad por el deseo de ramificarse en infinitas posibilidades.


Somos las decisiones que se toman en el libro y que conllevan a realidades que, automáticamente nos llevan a descartar todas las demás (Kierkegaard) pero, también simultáneamente, todas esas posibilidades ramificadas están convergiendo al mismo tiempo, solo que nosotros, como hombres, no contamos con la capacidad cognitiva para percibirlo de ésa manera. Eso es lo que pasa en la novela: Yu Tsun explica que los hombres, al escuchar decir a Ts’ui Pến que emprendería la labor de crear un laberinto que encierra el infinito, pensaron en una cimentación física y no pudieron comprender que el laberinto era la novela, pues en ella ocurren todos los tiempos posibles al mismo tiempo y, al mismo tiempo, se obliga al protagonista a tomar una decisión para descartar las demás, pues él no va a percibir la totalidad; eso es algo que le pertenece a la voluntad (Schopenhauer) y por eso el hombre se siente condenado.


De acuerdo a esta interpretación, podemos postular lo siguiente:


Usted está leyendo éste trabajo de investigación y yo lo estoy escribiendo; ambas cosas suceden al mismo tiempo. En una ramificación diferente, yo nací 30 años antes y usted nació en el 94, por lo que yo soy el profesor y usted es quien escribe estas divagaciones. En otra ramificación yo no estudio la carrera y usted no es profesor de letras. En la que nos toca existir y, por lo tanto, llamamos realidad, nos toca ser alumno y maestro y ésa realidad quedará siempre en un eterno presente. Existirá más allá de la percepción humana porque todo lo que pasó, pasa y pasará están conectados y cada uno de los tiempos se influyen entre ellos. Así pues, mientras escribo estas líneas, usted las está leyendo, Borges escribe el cuento El jardín de senderos que se bifurcan, Dunne termina el capítulo 4 de su libro y Kierkegaard siente la angustia resultante de la libertad humana por primera vez. El tiempo es cíclico y todo lo que hemos hecho está conviviendo con nosotros ahora y lo hará en el futuro (al que nunca se llega, puesto que siempre lo percibimos como presente). Y es así como podemos simbolizar una pequeña pero absoluta prueba de la inmortalidad.


Después de analizarlas interpretaciones rescatadas en los artículos y haciendo una comparativa con mi propia lectura del cuento, puedo concluir que para Borges no hay una lectura correcta o incorrecta, pues todos nos enfocamos en diferentes aspectos de su obra.


Yo lo analicé desde un punto de vista filosófico/matemático pero también se puede ver desde la perspectiva meramente literaria como la que hace (Himelblau, 1966). Mi lectura es una combinación entre lo que hace (Amador, 2020) y (Meléndez, 2012) pero no quiere decir que sea la correcta ni mucho menos incorrecta pues ya hemos visto que las lecturas de sus cuentos presentan tantas interpretaciones como ramificaciones que se bifurcan dada cualquier circunstancia en la novelad e Ts’ui Pến.


Un tema en el que todos parecemos coincidir es que Borges es un inspirador de lectores, puesto que su literatura es tan basta, que nos sentimos con la obligación intelectual de adquirir un bagaje cultural más amplio para poder entender sus referencias y así, tener una mejor comprensión de lo que leemos en sus textos. Borges no es un escritor de paisajes o de descripciones minuciosas que solo hacen que la lectura se entorpezca.


En la literatura borgiana, los personajes son lo más importante porque en ellos se puede encerrarla universalidad. El todo, es decir, Borges no trata el tema del tiempo y del infinito de manera literal, pues eso no tiene un uso práctico y los cuentos no tendrían la repercusión que tienen.


El tema del tiempo en Borges es algo que se da intrínsecamente en todos y cada uno de sus cuentos, aunque de maneras muy distintas y siempre trabajados desde el uso de simbolismo pues esto hace que el efecto que busca el autor se dé de manera paulatina y sin dar nada gratuito al lector.


Nosotros debemos hacer la mitad del trabajo en sus cuentos para poder comprenderlos. Eso es lo que más me gusta de su literatura, que nos hace parte de ella y nos invita a colaborar con su arte. Así pues, como es evidente, el tema que obsesionó e inspiró a Borges a lo largo de su obra, no se da directamente, sino de una manera esencialmente literaria porque si lo hubiera propuesto de manera directa, su obra estaría más dirigida hacia otras corrientes como la filosofía, crítica, etc.


Al hacerlo de manera simbólica, puede dar paso a la filosofía, crítica, ensayo, pero siempre pensando en la literatura como un fin y eso es lo que lo hace tan grande. Con lo anteriormente mencionado, llego a la conclusión de que Borges y el infinito son inseparables porque Borges no concebía una literatura sin ese tema. Infinitas son las posibilidades de su obra como infinita la imaginación del autor.


Referencias



Aarón Edilberto López Bañuelos

ALV



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