Responsabilizándonos del sueño. Paso 2.

En una publicación anterior, señalé que el sustento de ALV es realizar un pequeño esfuerzo de difusión académica en temas de ciencias sociales, así como un intento de abonar a la construcción del sueño de las personas que escriben o quieren escribir, por ello, el proyecto reviste un carácter literario y sociológico a través de las vertientes de investigación y escritura creativa.

En el mismo sentido, señalaba que la base de todo gran sueño es asumir la responsabilidad del mismo y cultivarlo día a día bajo la premisa de que “a camino largo paso corto” y, más allá, con el insistente pronunciamiento que reza “acaricia tus visión y sueños, ya que son los hijos de tu alma, las huellas de tus logros”.

Considero que estas palabras resultarían vagas ideas sino se capitalizan en actos concretos, sino se les pone ruta, fecha y entregables, si no se impulsa la inercia del cambio, por lo cual, firme en la intención de convertirme en una persona que escribe, recién zarpé en mi bote en búsqueda de las aguas tempestuosas que curten el brazo del marinero hasta dotarlo de la potencia para dirigir galeones.

Pequeño paso, más relacionado con la quita de amarras que con saber navegar, pero gran ensayo en el camino de la prueba y del error, decidí registrarme para el concurso de ingreso a la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. Así, como los primeros martillazos en el bloque de mármol, comienzo a darle forma al sueño, responsabilizándome de él, acariciándolo con amor y con presteza, pero con mano firme y decidida.

Ciertamente creo que nadie puede conocer su potencial, sino se lleva a los límites, por lo cual sumo al listado de actividades diarias, lo que ayer fue una ensoñación nocturna y hoy camina de mi mano. Con expectativa de lo venidero, pero sin temor al fracaso, le ponemos pies a la idea para que, tropezando en las cuestas y pendientes, se fracturen sus miembros y le nazcan alas, para que así nos transporten a lo que hoy es sueño y, mañana, realidad.

ALV