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Si eres servidor público ¡dilo con orgullo!

Reflexión en torno a la situación del “Burócrata” en la actualidad mexicana.


En diciembre del 2002 la Asamblea General de la ONU escogió el 23 de junio como el día de la Administración Pública que, en su personificación individual, podríamos equiparar al día del administrador o servidor público, pero a veinte años de tal acontecimiento es dable cuestionarse ¿Qué significa el servidor público en México?


La respuesta inmediata resulta desoladora para el gremio porque el servidor público, ya ni siquiera responde a ese nombre, más bien atiende al mote de burócrata, también conocido como ratero, tranza, godin, corrupto y demás apodos que revelan, más allá de una característica, un estigma forjado durante décadas al calor de los abusos y el descaro e, incluso, un sentimiento generalizado de aversión a la personificación de los males del país.


Pero ¿Por qué?


La burocracia –entendida como el gobierno desde la oficina– como concepto político fue introducido por el economista francés Vincent de Gournay, quien escribió con relación a la práctica gubernamental que “tenemos una enfermedad… que seriamente intenta obstaculizar nuestros esfuerzos; esta enfermedad es llamada buromanía” (Osorio, 2009); aludiendo a la conducta negligente, despótica e ineficaz de los funcionarios de la corona.


No obstante, aún los maravillosos esfuerzos teóricos del santo patrón de los servidores públicos –Max Weber­–, quien postuló que el tipo de organización administrativa puramente burocrática, es capaz de lograr el grado más alto de eficacia; no pudieron contradecir el dicho de Gournay y el triste acontecer de la práctica administrativa en el Estado a lo largo de los años.


Y en efecto, basta un somero repaso por la obra de Daniel Cosío (1973) o Enrique Kauze (1997), para ejemplificar de mil maneras el resultado de los excesos del poder en el Estado mexicano, robusteciendo así la cita del mismo Weber en el sentido de que “quienes tienen poder buscan preservarlo” (Morgan, 1966) ya que en nuestro sistema político tal dicho parecería una sentencia.


Sin embargo, el problema en cuestión presenta varias aristas: una de ellas, desde luego convalidando los escarnios, es que durante siglos ha habido trabajadores que "al servicio del Estado” han utilizado el poder público para enriquecerse de manera ilícita a costa de las contribuciones de los ciudadanos; han utilizado las atribuciones encomendadas para externar sus frustraciones personales con actitudes déspotas ante la necesidad de las personas; se han conducido como dueños de los haberes del gobierno, como si tuvieran algún derecho divino casi al estilo de las monarquías del siglo XVI; han matado; han violado; han mutilado…


En esa tesitura resulta necesario precisar que los servidores públicos ¡no son basura! Y se enfatiza, que hay personas que son basura que asumen cargos públicos.


So pena de caer en el lugar común que asigna el adagio “los buenos somos más” otra de las aristas de la situación del burócrata en México es aquella que se erige sobre los dos componentes de la expresión.


En lo atinente a “los buenos”, se precisa que los servidores públicos no son quimeras oportunistas de egoísmo y avaricia inacabables, son hombres y mujeres que ponen su talento al servicio de las necesidades públicas, son médicos, veterinarios, enfermeros, abogados, bomberos, maestros, jardineros, choferes, escritores, artesanos, químicos, psicólogos, ingenieros, arquitectos… que voluntariamente han decidido ejercer su oficio o profesión para beneficiar a la ciudadanía, en ocasiones bajo condiciones desfavorables o cargas laborales excesivas.


Por lo que toca a que “somos más”, es dable indicar a manera de ejemplo que, para el 2016, el INEGI (2018) contabilizó 4.2 millones de servidores públicos en activo, es decir el 4% de la población respecto de los 123.3 millones de mexicanos en dicho año, se encargaron de la provisión de todos los bienes y servicios públicos de la nación, que van desde el cuidado de los bosques a la construcción de carreteras, pasando por el suministro hídrico, la educación y la atención médica. Lo cual contrasta con los casos de corrupción de Tomas Yarrington, Fidel Herrara Beltrán, Arturo Montiel, Roberto Borge, Cuauhtémoc Blanco, Juan Sabines, los Panamá Papers (Casar, 2020), y demás emblemáticos ejemplos que no superan el 5% del universo de trabajadores al servicio del Estado.


Con esto, bajo ninguna condición pretendo sugerir que tales aberraciones sean justificables, porque no lo son, lo que se pretende enfatizar es que los burócratas que hacen funcionar este país son padres, madres, hermanos, tías, sobrinas, abuelas, vecinos que comparten un espacio vital con toda la ciudadanía, y que salen a trabajar para sacar adelante a sus familias y además contribuir con su granito de arena para la mejora de la sociedad.


El estigma del burócrata lo han forjado seres viles que han utilizado a las instituciones para su beneficio y perfidia a costa del prestigio del gremio; por ello es momento de redimensionar la dignidad del servidor público y ponerlo en la justa dimensión de su significado: un mexicano que ofrenda su talento al servicio de todos los mexicanos.


Empero, falta mucho que hacer para garantizar la mejora en el servicio público, empezado por la selección de a quienes se dota de poder y facultades para prestarlo; hay un largo camino que recorrer para garantizar la integridad pública; faltan muchas capacidades para eficientar los procesos y más para cerrar la brecha de la desigualdad; sin embargo, en menester comenzar con la identificación del problema que, reitero, no es el burócrata, es el mezquino y vil sujeto que asciende al poder en detrimento del país de su cultura y de su riqueza.


En ese tenor, el 23 de junio hay mucho que celebrar, pero al estilo del servidor público, se celebrará trabajando por el bien de nuestra gente, en la búsqueda de mejores soluciones para los males que nos aquejan a todos como sociedad, y en ese sentimiento, se esbozan las siguientes líneas:


Así, con la carne trémula y la herida abierta pululando de sangre al palpitar de las arterias; así, herido, por la llaga del desgarro que propina la estulticia de quienes han conducido la nación a la ruina ante el clamor estrepitoso de los mártires caídos y la indiferencia perniciosa de las mayorías, que miran con estupidez como todo se les arrebata sin inmolarse por la gente ni su porvenir.


Así, como víctima de fratricidio, como quien confía a su hermano la gerencia del peculio y con estupor da cuenta de la ruina familiar; así clamo por la necesaria reivindicación de mi especie que no hace más que poner sus talentos y talantes al servicio del género mexicano.


Hijos de Caín, de estirpe detestable, como detestable fue el accidente que los erigió en autoridades, ensombreciendo la potestad del servicio por la del mando, que ejercieron el gobierno con el encono propio del que odia todo género de frutos, de bestias y de hombres.


Así, grito que su tiempo llegará y cual pus expulsada de la herida por el cuerpo mismo, así serán expulsados de esta unión forjada a través de los años por quienes quisieron un mejor porvenir para sí y para los suyos.


Así, los trabajadores al servicio del Estado extirparemos a los indignos, el día de la revolución ideológica y del despertar de la sociedad, que se espera con ansia desde este pequeño bureau.


Atentsmente: Todos los burócratas de este siglo y los pasados.


Referencias.


  • Casar, M. A. (2020). 02. Programas Sociales, Clientelismo y Corrupción. Los Mexicanos Frente a la Corrupción ya la Impunidad 2020, 21.

  • Cosío, L. F. M. (1973). Daniel Cosío Villegas. El sistema político mexicano: las posibilidades de cambio. Austin, Tex.: Institute of Latin American Studies, The University of Texas at Austin, 1972. Foro Internacional, 527-529.

  • Krauze, E. (1997). La presidencia imperial. Barcelona: Tusquets editores.

  • Morgan, G. (1996). Imágenes de la organización. México: Alfaomega.

  • Osorio, G. A. Z., & OSORIO, G. A. Z. (2009). Naturaleza humana, derecho y eficiencia en la administración pública.

  • INEGI. Comunicado de prensa núm. 274/18 21 de junio de 2018 página 1/20. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2018/publica2018_Nal.pdf

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